sábado, 30 de noviembre de 2013

¡HEY!


Aquí les dejo algunas impresionantes fotografías que logré tomar del viaje que realicé a Huancayo, el Perú.










Algunas de estas fotografía estarán en mi libro que espero se pueda terminar de imprimir la otra semana, y presentarlo en un fiesta de poesía, música, performance, danzas, títeres y como siempre en el mejor local de nuestra ciudad.








Éstas también son enormes formaciones naturales, cerca a la Oroya, la zona de mayor actividad minera en el país que es llevada acabo por poderosas transnacionales.








Las siguientes imágenes son de Ticlio, Perú, el paso montañoso más elevado del país, que se encuentra en la cordillera central. Sin ser todavía la época más fría, aquí la nieve ya empieza a cubrir las montañas. 












Una de las cosas que más me impresionó, fue la enorme cantidad de lagunas que existen en esa zona minera, jamás en la vida había visto tantas lagunas, muchas de ellas de varios kilómetros, otras de menor tamaño. Lo que no sé, es  si le puede llamar lagunas a las más pequeñas de 10 metros, 5 metros, 2 metros, un metro,  y qué de los más pequeños charcos de algunos pocos centímetros. Es un espectáculo impresionante ver la alegría del agua naciendo por todas partes.


























A pesar que la extracción minera deja enormes beneficios tanto para el estado como para sus trabajadores, la pobreza de los pobladores de aquellos lugares es generalizada, sin embargo me llamó la atención una pequeña villa entre aquellos pueblos, muy bien cuidada, con una plazuela muy bella, en donde me senté a conversas con uno de sus pobladores que me contó que en ese lugar todos son muy unidos y siempre se apoyan entre si. Me contó que una vez se perdió una oveja entre las montañas y todos los pobladores de la villa salieron a buscarla, la buscaron por un lugar, por otro lugar, hasta que la encontraron, sintieron tanta alegría, tanta regocijo, que todos terminaron teniendo sexo con la oveja. Luego, este poblador me contó, que otra vez se perdió una mujer entre las montañas y una vez más todos los pobladores de la villa salieron a buscarla, la buscaron por un lugar, por otro lugar, hasta que la encontraron, sintieron tanta alegría, tanto regocijo, que todos terminaron teniendo sexo con la mujer. Entonces yo le dije, oiga, mejor cuénteme una historia, más noble, tal vez más triste, entonces este hombre se puso a pensar, a recordar, de un momento a otro se puso muy apenado, tan triste que se puso a llorar. Yo le dije, oiga qué pasa, y él me respondió, es que esta historia que le voy a contar se trata de aquella vez que yo me perdí entre las montañas. Total, estaba tanto tiempo sentado en la fría banca de cemento que  las piernas se me habían adormecido,  y cuando me toqué las nalgas me di cuenta que mi culo se había muerto. Inmediatamente me subí al bus y me vine. 


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